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martes, 1 de julio de 2014

No tenemos mucho, pero tenemos nombre

La Kombi no tiene asientos ni volante. Se los sacamos para levantar la alfombra del piso y porque queremos poner el volante original, que dicho sea de paso, nos está costando conseguir. Tampoco tiene tapizado. Lo levantamos todo para restaurarla con una cuerina color maíz...amarillo...rojo...lo estamos aún decidiendo. La Kombi no anda bien de cableríos, de batería y de otras tantas cuestiones mecánicas. Además, ya no quedan muebles en su interior porque los sacamos para lijar y pintar con un barniz que tampoco tenemos. Pero amigos, queremos contarles que tenemos algo que podría considerarse el primer paso de nuestra odisea: tenemos identidad, nombre propio. Si ... ¡LA KOMBI TIENE NOMBRE! Si quieren saber cual es, lean esta interesante historia. Los conducirá a un solo camino: el nuestro.


El primer concepto de Libertad 


La historia comienza en el año 2300 A.C. en una ciudad llamada Lagash, allá por lo que hoy se conoce como Irak y que entonces se llamaba Sumeria, posteriormente conocida como Babilonia. Se dice que Lagash es uno de los estados-ciudades más antiguos registrados en la historia de la humanidad. Cuenta la leyenda, que cuando un gobernante llamado Urukagina toma el poder de Lagash, obviamente a la fuerza y abusando de todo marco legítimo, la ciudad se ve afectada por un gran impuestazo seguido de expropiación de tierras que por supuesto no les pertenecían a este sujeto. Lo interesante proviene de la siempre inevitable, aunque muchas veces tardía, revolución de los pueblos que se unieron para reclamar el orden establecido y liberar a todos los esclavos del sistema. A esa reforma se la conoció primeramente como "AMAR-GI". "AMAR-GI", luego derivado en "AMA-GI" fue un símbolo del cual las paredes y los muros de la época fueron los únicos testigos. Un símbolo que le pone nombre, por primera vez en la historia del mundo, a un concepto similar al que hoy conocemos como Libertad pero que para entonces se definía como "el retorno a la madre", considerando a la madre como vida, como tierra, raíces, esencia, todo aquello que viene con uno, que vive con uno, que nadie de afuera lo impone a pesar de las conquistas de los poderosos. 

Ama-gi 


Así surge Ama-gi como el primer concepto conocido en la historia que testifica la idea de liberación. Su símbolo fue encontrado inscripto en varias superficies y se conoce con esta forma:



Entonces nos preguntamos: ¿Hay un nombre mejor para el vehículo que nos llevará a cumplir este sueño? ¿Hay una mejor manera de decirle al mundo que arriba de esas cuatro ruedas, retornaremos a la madre, a la tierra madre, conoceremos nuestra esencia, nuestro propósito en la vida? 
Ama-gi es ella, es nuestra libertad, es retorno a las raíces, es revolución, romper contra lo impuesto. 

Ama-gi es ella, la Kombi sin asientos, sin volante, sin alfombra pero con un amor de los que hay pocos, que la ayudan día a día a ponerse a punto. A punto de un sueño, a punto de mil aventuras, a punto de la liberación.

Ella es AMA-GI....¡¡¡¡Bautizada!!!!


Bautizada oficialmente con cerveza


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